lunes, 28 de febrero de 2011

Inicio del juicio contra Videla, Bignone y otros, por el robo de bebés hijos de desaparecidos

 ARRANCA HOY EL JUZGAMIENTO POR EL PLAN SISTEMATICO DE LA ULTIMA DICTADURA
El robo de bebés llega al juicio oral

Jorge Rafael Videla, Reynaldo Bignone y otros seis represores serán juzgados desde hoy por el robo de los hijos de desaparecidos. Pasarán unos 370 testigos. Entre otros casos, se ventilarán los de la nieta del poeta Juan Gelman y el de Estela de Carlotto.
Por Alejandra Dandan

“Nada nos devolverá lo irrecuperable porque muchas abuelas murieron sin sus nietos, porque no hay manera de recuperar los años que no pudimos compartir con nuestros hermanos, pero la justicia es reparadora”, escribieron desde la agrupación HIJOS durante el fin de semana, en medio de una circular que recuerda que hoy finalmente comienza el debate oral del esperado Juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés durante la última dictadura. Con las bajas de Cristino Nicolaides y Emilio Massera, muertos antes del comienzo, serán juzgados ocho represores, entre ellos los dos ex presidentes de facto Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone. El debate que estará a cargo del Tribunal Oral Federal N° 6, presidido por María del Carmen Roqueta, se extenderá por lo menos durante ocho meses en los Tribunales de Retiro. Pasarán unos 370 testigos que declararán sobre los 34 casos, entre otros la apropiación de la nieta del poeta Juan Gelman, el nieto de Estela de Carlotto y el de María “Chicha” Chorobik de Mariani.

Los casos son sólo una parte de los más de cien nietos recuperados y de los 400 que aún faltan por encontrar, una muestra que intentará dejar en claro con el correr de las audiencias el robo de niños como parte de un plan sistemático del Estado terrorista.

“Esto es producto de un largo reclamo de justicia, estos hechos habían quedado excluidos del alcance de las leyes de impunidad pero recién ahora, después de todos estos años de democracia, se logra que lleguen a juicio”, indicó Alejo Ramos Padilla, abogado de la Fundación Anahí, de la que es parte Chicha Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, querellante de la causa y quien luego de pedir una audiencia extraordinaria declaró el año pasado temerosa de no estar en condiciones de hacerlo para el demorado comienzo del juicio.

Además de Videla y Bignone, en el espacio destinado a los acusados se sentará Antonio Vañek, ex jefe del Comando de Operaciones Navales; Jorge Eduardo Acosta, que estuvo a cargo de la Unidad de Inteligencia del GT 3.3.2 de la ESMA; Santiago Omar Riveros, ex comandante de Institutos Militares de Campo de Mayo; Rubén Oscar Franco, comandante en jefe de la Armada desde el 19 de octubre de 1982 hasta el 10 de diciembre de 1983. Como autores materiales serán juzgados además Juan Antonio Azic y el médico Jorge Luis Magnacco. Todos acusados por sustracción, retención y ocultamiento de menores y sustitución de sus identidades.

Pese a eso, la lista de acusados no está cerrada. Como se trata de una causa “viva” porque existen expedientes que avanzan en forma paralela en distintos juzgados de primera instancia –por el impulso principalmente de muchas de las víctimas–, a lo largo del debate podrían incorporarse más acusados.

Las audiencias estarán a cargo del TOF 6 con Roqueta, Julio Luis Panelo, Domingo Luis Altieri y Pablo García de la Torre como juez sustituto. De la formación quedó excluido José Valentín Martínez Sobrino, recusado por Chicha Mariani y finalmente apartado de la causa. Los fiscales serán Martín Niklison, Félix Crous y la adjunta María Saavedra, hija de una de las víctimas de la represión en Tucumán. Entre los querellantes además de la Fundación Anahí, está Abuelas de Plaza de Mayo –representada por Luciano Hazan, Alan Iud y Emanuel Lovelli–; el poeta Juan Gelman, representado por Marcelo Buigo; Cecilia Pilar Fernández de Viñas, Norma Quintela Dallasta y María Victoria Moyano Artigas, representadas por Alcira Ríos.

Las audiencias se harán los lunes, martes y miércoles, con intervalos de quince días, en uno de los auditorios del subsuelo de Comodoro Py.

viernes, 4 de febrero de 2011

Alegato de querellantes : "señor juez, queremos decir que acá en Argentina hubo un genocidio.”

“Quisieron que el miedo nos paralizara”

El abogado Pablo Llonto pidió prisión perpetua para los represores acusados de los secuestros y asesinatos de Gastón Gonçalves y Diego Muniz Barreto. Hizo hincapié en el carácter de “genocidio” del plan sistemático aplicado por la dictadura.  
 Por Alejandra Dandan

“Quisieron que tuviéramos miedo de la ideología y que ese miedo nos paralizara, pero queremos decir que Gastón Gonçalves era un cuadro de Montoneros; que los hermanos Guillermo y Luis Rodolfo D’Amico eran orgullosamente militantes de la JP y Diego Muniz Barreto, diputado de la Tendencia y un militante político que luchó contra todo tipo de injusticias: ésos son nuestros héroes y desaparecidos –dijo Pablo Llonto– y quienes en la ausencia nos enseñaron a vivir pensando en construir un mundo más justo, más libre y más igualitario.”

Con uno de los ejes puestos en la militancia política de las víctimas de la represión, se abrió la última etapa de alegatos del juicio a Luis Abelardo Patti, y los generales Omar Riveros y Reynaldo Bignone entre otros represores. En el auditorio municipal de José León Suárez, las querellas representadas por Pablo Llonto y Ana Oberlín retomaron la condición de militantes políticos de las víctimas para fundamentar un pedido de condena a prisión perpetua para todos los acusados en el marco de un genocidio. En la lectura del marco general y de las pruebas, pidieron en distintos momentos a los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de San Martín que, como viene sucediendo en otros juicios, mencionen la palabra genocidio en la condena y además exhorten a los legisladores a avanzar con una legislación penal que empiece a mirar desde ese lugar la historia reciente en Argentina. Un genocidio definido a su vez como político: “Preferimos calificarlo como genocidio político reconociendo que todos los genocidios son ideológicos, pero los genocidas, entre los que se encuentran los cinco que se están juzgando aquí, querían exterminar a quienes querían impulsar una revolución en la sociedad”, dijo Llonto. El rol de la prensa durante la dictadura y la discusión sobre cómo avanzar con las condenas a perpetua cuando para hacerlo la Justicia todavía requiere de cuerpos o de la materialidad a los desaparecidos.

Las audiencias de José León Suárez recomenzaron después de un mes. El debate había terminado en diciembre con el alegato de los fiscales que pidieron perpetua a los cinco acusados de la causa: Riveros, Bignone, Patti pero además Fernando Meneghini que era el jefe de la comisaría de Escobar durante la dictadura y superior directo de Patti y Martín “El Toro” Rodríguez, torturador de Campo de Mayo y uno de los jefes del centro clandestino. La sala estuvo repleta desde temprano de militantes, integrantes de los organismos de derechos humanos y de la Comisión de Campo de Mayo, hijos y familiares de las víctimas. Del lado de los acusados, estuvo Meneghini y como en cada una de las audiencias, volvió a faltar la figura de Patti. El represor permaneció alojado en una ambulancia durante las primeras tres horas, luego de las cuales uno de los médicos anunció que debía irse por problemas de presión.

Llonto habló poco más de tres horas. Explicó especialmente por qué se estaba hablando de genocidio. Antes de arrancar, sin embargo, detalló una de las particularidades del juicio con un dato: entre las víctimas –dijo– no hay ningún sobreviviente: los dos que no murieron durante la represión, lo hicieron más tarde. Son Juan José Fernández, secretario privado del ex diputado Diego Muniz Barreto que se escapó del auto en el que los arrojaron al río y murió en España. Y también murió el secuestrado y luego liberado Osvaldo Ariosti.

“Las víctimas no están, los victimarios son los que están vivos –marcó Llonto–, pero a las víctimas no las derrotaron, van a retornar sus pensamientos, sus vidas, sus rostros.” Este juicio, siguió, tiene entre los acusados a uno de los represores más jóvenes que tuvo la dictadura: Luis Abelardo Patti que entonces tenía 28 años y acaso uno de los más viejos: Omar Riveros, el general de la muerte, dijo, que entonces tenía 53 años y ahora tiene 87.

Luego de algunos acuerdos, la querella descartó la idea de acusar por el delito de genocidio cuya tipificación en el país está en discusión y que fue un camino de avanzada que usó la fiscalía de Alejandro Alagia en la causa ABO (Atlético, Banco y Olimpo). Optó, en cambio, por el modelo abierto a partir de la sentencia de Carlos Rozanski en La Plata y reforzado por el fallo del Tribunal Oral Federal de Santiago del Estero en el juicio de Cecilio Kamenetzky del año pasado. Ambos fallos, con diferencia de matices, incluyeron la palabra genocidio en la condena: lo que ahora las querellas pidieron al tribunal.

“La represión nazi no incluyó sólo a los judíos”, dijo Llonto cuando intentó explicar por qué el exterminio al enemigo político debería ingresar en la misma categoría. La represión nazi, dijo, incluyó además a “comunistas, anarquistas, homosexuales, gitanos, discapacitados, como aquí sucedió donde miles de ellos estuvieron secuestrados en los campos de concentración”. Para marcar el carácter político del exterminio nazi habló de la Operación Barba Roja y del caso de Margaret Neumann, miembro del Partido Comunista que tras exiliarse en la Unión Soviética a pedido de Hitler fue devuelta a las cárceles alemanas por Stalin. Nombró, además, las presiones de la Unión Soviética y Estados Unidos para retirar la mención de “grupo político” de la definición de genocidio de la Convención de 1948. “Entonces nos quedó el fatídico artículo dos –dijo–: cualquiera de los actos mencionados a continuación para destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso son considerados genocidio y ya no hay más grupo político”, indicó. “Pero aun usando esa estrecha definición, señoras juezas y señor juez, queremos decir que acá en Argentina hubo un genocidio.” Pero, aclaró, “a no preocuparse: porque no discutimos la tipificación, discutimos el concepto para saber si hubo o no”.

Durante las audiencias, uno de los testigos contó que alguna vez Patti le explicó por qué se habían llevado a su hermano: “Tu hermano era peligroso –le dijo– porque avivaba giles”. Llonto lo retomó para hablar de ese mismo rol político de los militantes y recuperar palabras como la lógica revolucionaria. “Un término muy argentino que marca a este genocidio político –dijo– al que le molestaba que hubiera jóvenes que avivaran a otros jóvenes, que era despertarles una conciencia de militancia; los genocidas querían giles; querían jóvenes que no discutieran de política, de derechos laborales, de revolución o de lo que pasaba en Latinoamérica.”

El alegato que incluyó la construcción sobre qué sucedió con cada una de las víctimas y la evaluación de las pruebas, se detuvo en asuntos pendientes que están siendo revisados en los juicios. Uno de ellos fue el rol de la Justicia durante la dictadura y la prensa: “Nunca fue debidamente publicado cómo murió Diego Muniz Barreto”, dijo Llonto. Los medios publicaron la falaz noticia del accidente, y eso no era cierto. Habló de “esta vergüenza de la prensa” y también de las escasas excepciones como la agencia Ancla y Rodolfo Walsh que 17 días después del crimen llegó a incluir el dato del asesinato en su Carta a las Juntas. También, el caso de Robert Cox que desde el Buenos Aires Herald “abrió una pequeña ventana para que las penas de los familiares se convirtieran en gritos de auxilio”.
Los cuerpos

La ausencia de cuerpos hizo que los fiscales primero y luego Llonto y Oberlín no pudieran pedir condenas a perpetua por cuatro homicidios, sino por dos porque los otros dos cuerpos no están, son desaparecidos. “Los hermanos D’Amico están desaparecidos pero no vamos a negar que están muertos, sin embargo no vamos a poder reclamar por el homicidio de ellos.” Es la paradoja, dijo, de tener que pedir dos condenas por homicidio por el caso de Gonçalves y de Muniz Barreto, mientras habrá que seguir buscando los otros restos. En ese sentido, también pidió al Tribunal una revisión hacia atrás: que exhorte a los juzgados de instrucción para entender que en los casos de genocidio y terrorismo de Estado, el hecho de que los cuerpos de las personas asesinadas no hayan sido encontrados no impida que se encare la instrucción por homicidio: “Penal y procesalmente se sabe que la ausencia de un cadáver no impide tener probado un homicidio”.

Luego de describir la responsabilidad de cada uno de los acusados con las víctimas, indicó que en Escobar “hubo un circuito que comenzaba en la comisaría de Escobar o Garín, seguía en la Unidad Regional y terminaba en Campo de Mayo, como le pasó a Muniz Barreto. Allí se decidía el destino final del secuestrado o a veces se lo decidía en la misma comisaría, como les ocurrió a Gonçalves y los hermanos D’Amico”, concluyó Llonto.

En la sala se escuchó un “uh” cuando los defensores de Patti anunciaron que debía irse por su estado de salud. Luego un aplauso cuando estaba hablando Llonto. La jueza Lucila Larrandart a cargo del TOF1 pidió silencio en la sala mientras se acercaba el final.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Derechos humanos: realizarán allanamiento en centro clandestino de detención en Campo de Mayo

Lo dispuso un juez federal de San Martín. El operativo se realizará en el predio donde funcionó "El Campito". Es en el marco de una investigación por delitos de lesa humanidad cometidos en aquella jurisdicción durante el último gobierno militar
 
El juez Juan Manuel Yalj, a cargo del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional Nº2 de San Martín, dispuso el allanamiento del predio donde habría funcionado el Centro Clandestino de Detención conocido como “El Campito”, en el marco de una causa en la que se investigan delitos de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar en jurisdicción de Campo de Mayo.

Se trata de una medida dispuesta con el objeto de que miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense realicen excavaciones y obtengan evidencias de interés para la investigación. El operativo se ordenó como consecuencia de un pedido formal realizado por la familia de Mario Roberto Santucho, a raíz de haberse obtenido información de que sus restos podrían encontrarse enterrados en alguna de las “piletas” que existían en ese lugar.

Asimismo, el juzgado informó que, más allá de la búsqueda de los restos mortales de Santucho, las tareas “resultan de sumo interés para el objeto de la causa, ya que se tiende a comparar los múltiples testimonios sobre la estructura del centro clandestino con las evidencias que podrán encontrarse en el lugar”.

Está previsto que las excavaciones se realicen en aproximadamente dos semanas, dependiendo de las condiciones climáticas.

Allanamiento de una vivienda

En el marco de la misma causa, y por orden del juez, se realizó un allanamiento en un domicilio del conurbano bonaerense, en el que se secuestró documentación que podría estar vinculada a delitos de lesa humanidad cometidos en jurisdicción de Campo de Mayo. La información obtenida será analizada en los próximos días por el juez Yajl.

lunes, 5 de abril de 2010

Últimos días del juicio oral contra Bignone

El 6 de abril el Tribunal Federal Nº1 de San Martín escuchará las dúplicas de las defensas. Luego arrancarán las últimas palabras de los imputados. Una vez finalizadas esas audiencias, los jueces estarán en condiciones de leer la sentencia

El Tribunal Oral Federal Nº1 de San Martín escuchará este martes las dúplicas de los abogados defensores en el juicio oral contra el ex presidente de facto Reynaldo Bignone y otros seis imputados por delitos de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar en jurisdicción de Campo de Mayo.

Luego de las exposiciones, los jueces Marta Milloc, Héctor Sagretti y Daniel Alberto Cisneros ofrecerán a los acusados la posibilidad de expresar sus últimas palabras. Una vez finalizada esta instancia, el tribunal estará en condiciones de fijar fecha para la lectura de la sentencia.

Además de Bignone, en la causa están imputados:  Santiago Omar Riveros (comandante del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo), Fernando Exequiel Verplaetsen (jefe del departamento de inteligencia de Campo de Mayo), Carlos Alberto Tepedino (jefe del batallón de inteligencia 601 del Estado Mayor General  del Ejercito durante el año 1978), Jorge Osvaldo García (director de la escuela de infantería de Campo de Mayo), Eugenio Guañabens Perelló (director de la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate “General Lemos”) y Germán Montenegro (comisario de la Comisaría de Bella Vista en 1977).

Cabe recordar que los delitos que se les imputan a los acusados son: allanamientos ilegales, privaciones de la libertad e imposición de tormentos en perjuicio de 56 víctimas, durante los años 1976 a 1978, ocurridos en el Centro Clandestino de detención de Campo de Mayo. El debate arrancó en noviembre pasado y prestaron declaración testimonial más de 100 personas.

Tanto la Fiscalía como las demás partes querellantes han solicitado penas de prisión mucho más reducidas que los pedidos de la AEDD, en coherencia, por una parte a la gravedad de los crímenes cometidos -genocidio-, y por otra, respondiendo a la demanda elemental de prisión perpetua y cárcel común a los responsables, ejecutores y cómplices del genocidio perpetrado; y finalmente, las pruebas condenatorias son argumentos abrumadores que sustentan el pedido de las penas.


Es por ello que la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, demanda :

- 50 años de prisión para Bignone , Riveros, Tepedino, Verplaetsen y García, por considerar que es posible la aplicación de la actual redacción del art 55 del Código Penal, que permite imponer como máximo 50 años de prisión en caso de concurso real de delitos.

- 42 años de cárcel para Guañabens Perelló y 21 años para Germán A. Montenegro. En todos los casos, solicitó se considere a los delitos como parte de un obrar genocida en los términos del artículo 2 de la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio.
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miércoles, 17 de marzo de 2010

Campo de Mayo : Bignone y otros quieren la absolución

Finalizaron los alegatos en el juicio a Bignone
Los siete imputados pidieron su absolución y cuestionaron las pruebas en su contra. El Tribunal Oral Nº 1 de San Martín comenzará mañana con las réplicas. Se investigan los crímenes contra los derechos humanos cometidos en jurisdicción de Campo de Mayo

El Tribunal Oral Federal Nº1 de San Martín cerró este martes las audiencias de alegatos en el juicio oral que lleva adelante contra el ex presidente de facto Reynaldo Bignone y otros seis imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos en el ámbito de Campo de Mayo. Todos los imputados pidieron su absolución ante el tribunal.

Entre los argumentos de las defensas, se cuestionó la veracidad de las pruebas y se plenteó que las partes querellantes tuvieron un acceso privilegiado al material probatorio. Además, indicaron que no podían tenerse en cuenta el testimonio de las víctimas.

Además del Bignone, los imputados en la causa son:
-Jorge Osvaldo García, director de la escuela de infantería de Campo de Mayo
-Santiago Omar Riveros (comandante del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo)
-Fernando Exequiel Verplaetsen (jefe del departamento de inteligencia de Campo de Mayo)
-Carlos Alberto Tepedino (jefe del batallón de inteligencia 601 del Estado Mayor General  del Ejercito durante el año 1978)
-Eugenio Guañabens Perelló (director de la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate “General Lemos”)
-Germán A. Montenegro (comisario de la Comisaría de Bella Vista en 1977).Este miércoles  el tribunal iniciará las jornadas de “réplicas” y “dúplicas” de la Fiscalía, de las querellas y de las defensas.  En tanto, aún no se informó la fecha en la que se dará a conocer el veredicto.


Cabe recordar que los delitos que se les imputan a los acusados son: allanamientos ilegales, privaciones de la libertad e imposición de tormentos en perjuicio de 56 víctimas, durante los años 1976 a 1978, ocurridos en el Centro Clandestino de detención de Campo de Mayo. El debate arrancó en noviembre pasado y prestaron declaración testimonial más de 100 personas.

Los pedidos de penas de la Fiscalía y de las querellas

Ministerio Público Fiscal
-25 años de prisión para Reynaldo Bignone (ex presidente de facto), Santiago Omar Riveros (comandante del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo) y Fernando Exequiel Verplaetsen (jefe del departamento de inteligencia de Campo de Mayo).
- 20 años para Carlos Alberto Tepedino (jefe del batallón de inteligencia 601 del Estado Mayor General  del Ejercito durante el año 1978)
- 14 años para Jorge Osvaldo García (director de la escuela de infantería de Campo de Mayo)
- 12 años para Eugenio Guañabens Perelló, director de la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate “General Lemos”.
- 2 años para Germán Montenegro (comisario de la Comisaría de Bella Vista en 1977).

Secretaría de Derechos Humanos de la Nación
-25 años de prisión para Bignone, Riveros, Verplaetsen,  García, Tepedino y Montenegro.
-20 años de prisión para Guañabens Perelló.

Asociación Abuelas de Plaza de Mayo
- 25 años de prisión para Bignone y Riveros

Pablo Llonto, en representación de familiares de víctimas
-25 años de prisión para Bignone, Riveros y Verplaetsen
- 23 años de prisión para Tepedino y García

Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos

- 50 años de prisión para Bignone , Riveros, Tepedino, Verplaetsen y García, por considerar que es posible la aplicación de la actual redacción del art 55 del Código Penal, que permite imponer como máximo 50 años de prisión en caso de concurso real de delitos.
- 42 años de cárcel para Guañabens Perelló y 21 años para Germán A. Montenegro. En todos los casos, solicitó se considere a los delitos como parte de un obrar genocida en los términos del artículo 2 de la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio.

jueves, 11 de febrero de 2010

Justicia Ya pide penas por genocidio para los genocidas

Penas entre 25 y 50 años para Bignone y otros, por los crímenes cometidos en el. Sólo 6 querellas por 58 víctimas, de las miles que fueron detenidas desaparecidas en el Centro Clandestino de Detención de Campo de Mayo.

Iguales penas pidieron todos los querellantes contra los generales Santiago Omar Riveros, entonces comandante de Institutos Militares, y su jefe de inteligencia, Fernando Verplaetsen, quienes ya fueron condenados el año pasado a prisión perpetua por el asesinato del adolescente Floreal Avellaneda, también en Campo de Mayo.

La ronda de alegados de la querella se completó con los de los abogados de Justicia Ya, quienes pidieron que se aplique medio siglo de prisión a cinco de los siete acusados, 42 a otro y 21 al último.
Los abogados Pablo Dinami, Luis Bonomi y Liliana Molinari reclamaron que se considere que los imputados cometieron el delito de "genocidio", duplicando así los montos pedidos por las otras cinco representaciones de las víctimas.

Los otros acusados son los generales Jorge García, Eugenio Guañabens Perelló y Alberto Roque Tepedino, ex jefe del batallón 601 de inteligencia del ejército y el ex comisario de Bella Vista, Germán Montenegro.

En Campo de Mayo, donde Bignone fue subjefe, funcionaron cuatro centros clandestinos de detención por los que se estima que pasaron unas 5 mil personas, que en su mayoría permanecen desaparecidas.

Las otras querellas sólo pidieron condenas de 25 años, argumentando que es el máximo previsto por del delito de "privación ilegal de la libertad agravada por el tiempo transcurrido", es decir la desaparición forzada, todos como "autores mediatos".

Las mismas penas reclamó el miércoles el abogado de las Abuelas de Plaza Mayo, Mariano Gaitán, quien pidió además que sean de cumplimiento efectivo y no domiciliario.
Los fiscales Juan Patricio Murray, Javier De Luca y Marcelo García Berro compartieron el pedido para Bignone, Riveros y Verplaetsen, pero para los restantes acusados pidieron penas escalonadas.

La semana próxima no habrá audiencias y el 25 darán sus alegatos los defensores oficiales de los acusados, con fecha probable de sentencia a partir de la segunda semana de marzo.

Una vez más las fuentes oficiales omitieron mencionar el pedido por GENOCIDIO

martes, 9 de febrero de 2010

Pueden obviarnos y silenciarnos, pero estamos y estaremos


Por Andrea Benites-Dumont

Para este miércoles 10/02/10 se prevé el inicio del alegato de la querella representada por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Luego arrancará la exposición de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. En tanto, durante la semana próxima no se realizarán audiencias y el jueves 25 de febrero comenzarán los alegatos de las defensas.
El debate arrancó en noviembre pasado y prestaron declaración testimonial más de 100 personas. Se trata de la segunda causa que llega a esa instancia procesal por violaciones a los derechos humanos cometidas en el ámbito de Campo de Mayo, durante el último gobierno militar.
Los represores imputados son :
Santiago Omar Riveros (comandante del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo)
- Fernando Exequiel Verplaetsen (jefe del departamento de inteligencia de Campo de Mayo)
- Jorge Osvaldo García (director de la escuela de infantería de Campo de Mayo)
(Cabe recordar que los tres acusados ya fueron condenados por el mismo tribunal en agosto pasado a las penas de prisión perpetua, 25 y 18 años de prisión respectivamente, en el juicio por la muerte de Floreal Avellaneda y el secuestro de su madre, Iris Pereyra de Avellaneda).
- Carlos Alberto Tepedino (jefe del batallón de inteligencia 601 del Estado Mayor General  del Ejercito durante el año 1978)
- Germán A. Montenegro (comisario de la Comisaría de Bella Vista en 1977).
Los delitos que se les imputan son: allanamientos ilegales, privaciones de la libertad e imposición de tormentos en perjuicio de 56 víctimas, durante los años 1976 a 1978, ocurridos en el Centro Clandestino de detención de Campo de Mayo.
Si bien los medios de comunicación oficiales y no tanto, han dado debida cobertura al número de años pedidos por tanto por el Ministerio Fiscal como de la Secretaría de Derechos Humanos, con lujo de detalle de abogados y fiscales, esquivando las peticiones e incidencias varias presentadas por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, y han obviado en cada comunicación la calificación del delito de genocidio argumentado minuciosa y contundentemente en cada escrito del procedimiento.
Y como debería ser, las pruebas ubicarían el espacio de referencia sustancial, y quienes las aportan, no son los funcionarios estatales que acumulan curriculum para su institución. Las pruebas las aportan con voz memoriosa, detallada y desgarrada los sobrevivientes.
Por el sufrimiento –y la incomprensión- de haber custodiado los detalles de la remembranza; por los padecimientos en los campos clandestinos de detención, y por presentarse ante la soledad social -cuando no rehuidos- con el mismo pacto fraterno de porque luchábamos nos desaparecieron; porque aparecimos seguimos luchando”, deberían tener la consideración y respeto, y el agradecimiento sino operaran los cánones de competición y protagonismo que denigra a todos y cada los sectores y actores que reducen la presencia, cuando lo hacen,  de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos a media línea de mención. Este síntoma de salud moral de quienes así actúan, marcan la diferencia sustancial de quienes califican Genocidio al plan de exterminio aplicado por las fuerzas represivas; marca la diferencia de encarar todos y cada uno de los segmentados y desmembrados procedimientos judiciales.
Marca la diferencia de continuar el compromiso de la búsqueda de justicia y construir la memoria, no solo del horror sino también de la lucha de nuestro pueblo y sus organizaciones por construir una sociedad más justa., que excede los ámbitos judiciales, los agrupamientos políticos, está en el compromiso inquebrantable por los 30.000.  
Y por esto, nada más ni nada menos, los juicios van a seguir adelante. 
Andrea Benites-Dumont (10/02/10)